#Habitar Bogotá

Te invitamos a recorrer esta ciudad desde otra mirada. Lee con respeto, no fueron historias sencillas de contar.

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Siempre llego a mi universidad en cicla ya que no me gusta tomar el TransMilenio. Yo vivo en Suba y mi universidad queda en Chapinero.
Aunque siempre es harto camino por recorrer prefiero que este sea mi medio de transporte, para mi es una opción más “segura” para transitar en la ciudad. Ya conozco la ruta,intento no cambiarla a menudo, así puedo evitar exponerme a pasar por calles que no conozco.
Un día iba tarde a mi clase de 7 am y decidí buscar una ruta que fuera mas rápida a la usual.
Pero cuando iba ya por una de estas calles desconocidas me sucedió algo horrible
Fui atacada por un habitante de calle cuyo rostro no logro recordar. De hecho recuerdo muy poco de los hechos pero mi cuerpo aún mantiene esas sensaciones intactas.
Puedo recordar que desde la calle 63, iba sobre la ciclovía de la carrera 13 cuando este tipo salió a invadir la ciclovía causando que frenara y perdiera el equilibrio.
Él, con un cuchillo en la mano, me dijo que me bajara de mi cicla. Al ser tan temprano, la calle aún estaba sola sin tanto transeúnte por lo que no tenía a quien pedirle ayuda. Él se acercó a mí y me dijo que si intentaba gritar no pensaría en hacerme daño.
Pensé que solo me iba a robar la cicla, pero me agarró del brazo para irnos hacia otra calle.
De repente se acercó un carro que vio la situación. De este se bajaron dos personas, haciendo que el tipo se asustara y se fuera corriendo. Estas dos personas estuvieron conmigo un momento para ver que estuviera bien pero como iba tarde les agradecí por haberse acercado pero tenía que seguir mi camino. Cuando saliera de clase pensaba hacer la denuncia.
Recogí mi cicla y por fin pude llegar a la universidad. Yo continuaba muy nerviosa por lo que había acabado de pasar.
Entré a clase tarde y luego intenté explicarle a mi profesora el motivo de mi retraso. Ella decidió que lo mejor era acercarnos a un CAI para intentar hacer la denuncia.
La policía tomó mis datos pero me explicó que no podían hacer el proceso ya que yo no recordaba el rostro del tipo. Además al ser una menor de edad no podía exigir que me permitieran ver las cámaras de la calle donde pasó ese intento de robo, por lo que nunca se logró llegar a hacer una denuncia.
Ahora, evito irme por las ciclorutas. Prefiero irme por la calle al borde de los carros. Para llegar a mi universidad subo por toda la 45.
He conocido más chicas que toman la misma ruta y ahora tenemos un grupo donde podemos cuadrar horarios para irnos juntas en bicicleta en la mañana, tarde o noche.
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El campus de mi universidad es muy grande y abierto para todxs, aunque mi facultad está en reconstrucción, recuerdo con cariño las clases que ví y las personas con las que compartí.
Extraño cruzar por el departamento y saludar al celador que jugaba ping pong con nosotros. Es uno de los únicos “celas” que se solidarizan con el estudiantado. De hecho él me ayudó con una situación horrible que tuve una vez en los baños.
La estructura física de mi facultad siempre ha tenido fallas.
Pero los baños de las mujeres son los más pailas.
Por ejemplo, uno de los cubículos estaba cerrado ya que tenían que arreglar la tubería, y aunque era una reparación sencilla, el baño no estuvo en servicio durante 2 semestres.
Un día entré al baño y pensé que estaba sola.
De repente, sentí que una cabeza se asomaba por encima de la puerta. En efecto era un hombre espiandome mientras estaba sentada en el cubículo.
Alterada salí a confrontarlo haciendo el ruido suficiente para que más personas me escucharan.
El vigilante no logró detener al señor que salió corriendo por la puerta, pero alertó a los demás celadores para que lo ayudaran a buscarlo por todo el campus.
Los “celas” de la facultad de arte lo alcanzaron a coger. Al detenerlo se dieron cuenta que no era estudiante porque no tenía carnet ni aparecía en la plataforma.
Me di cuenta que el mecanismo de denuncia y atención de VBG en la u es insuficiente pues no pueden actuar sobre personas que no son estudiantes de la institución.
Yo estaba muy enojada y frustrada de que aquello que el man hizo no tuviera una repercusión mayor, ni que pudiera denunciarlo con ninguna autoridad. En la mesa de género de mi facultad hemos buscado que la institución brinde mecanismos en donde estas situaciónes no vuelvan queden impunes y la universidad sea algún día un espacio seguro para todas.
Desliza hacia abajo para empezar a leer *Aviso:el siguiente relato habla sobre violencia sexual*
Sentía que estaba alcanzando el mejor momento de mi vida cuando me dijeron que había ganado la posibilidad de irme a estudiar a Bogotá. Entrar a la Universidad de Los Andes con una beca demostraba que todo el esfuerzo estudiando hasta el cansancio por fin estaba dando sus frutos.
Pero mantenerse económicamente en la capital es muy distinto a vivir en Paipa por lo que me vi en la necesidad de hallarme un trabajo de medio tiempo cercano a mi U. Fue así como terminé trabajando en un local de venta de ropa en San Andresito, la paga era buena y el horario flexible, por lo que siempre me parecía una gran opción para mantenerme a mí misma.
Una cualidad de este sector es que es extremadamente comercial, no miento. Allí es posible encontrar cualquier prenda,electrodoméstico, material de papelería o lo que seas que estés buscando.
Pero al mismo tiempo, es una zona de la ciudad peligrosa en ciertos sentidos. Si te descuidas un momento en tu local es posible que te roben ya sea mercancía como ganancias de ese día.
La policía suele rondar pero no es frecuente que se involucre demasiado con los pleitos que suelen suceder a diario, por lo que se opta por el pago de un servicio privado. Sin embargo, este a largo o corto plazo siempre suele fallar o ser comprado por los mismos ladrones. Por lo tanto, es vital aprender a cuidarse a una misma y desconfiar de todos.
Lamentablemente, lo que me sucedió fue inesperado, aunque posiblemente premeditado por mi agresor y algo que se me escapó de toda mi preparación.
Durante varias semanas atrás, en mi caminata diaria hacia mi lugar de trabajo, un hombre tomó la costumbre de gritarme obscenidades cada vez que pasaba cerca de su puesto de venta de artículos para celular.
Le encantaba hablar sobre la ropa que llevaba puesta o sobre mi cabello largo. También era frecuente que intentara tocarme. a
Yo buscaba alternativas para evitarlo pero él lograba hallar la forma de cruzarnos.
No solo me molestaba a mi sino a otras mujeres que transitaban también por la zona, por lo que ninguna realmente buscó enfrentarlo o pedirle que parara con su actitud. Después de todo, es algo a lo que yo pensaba debería “normalizar” al ser una mujer bonita.
Sin embargo, una tarde cuando yo ya estaba alistandome para volver a mi universidad este tipo se acerco a mi puesto de trabajo. Como ya eran las 5:00pm es usual que el centro comercial ya esté solo. Mi jefa me pide que cierre después de las 5 no antes, así que soy una de las últimas en salir.
Ya todos los locales estaban cerrados cuando de repente este señor llegó a preguntar por una prenda de ropa porque estaba interesado y yo le comenté que ya estaba cerrando que mejor pasará mañana.
La actitud de él se transformó. Al ser más alto que yo logró tomarme de la cintura con fuerza y ponerme un pañuelo blanco en la cara. Perdí la conciencia por al menos una hora o tal vez más, no estoy muy segura, pero ya era de noche.
Solo sé que cuando desperté, me encontraba en el local tras uno de los vestidores de tela. Tenía mi blusa completamente rota y mis jeans atascados en mis tobillos. Mi cuerpo estaba maltratado y aún continuaba muy mareada. Cuando por fin logré procesar alguno de mis pensamientos y tomé fuerzas para vestirme llamé a una amiga y le pedí que fuera a buscarme.
Ella fue por mi y al ver mi estado me sugirió ir a una clínica. Allí me atendieron por urgencias, me hicieron múltiples preguntas y una serie de exámenes
Me explicaron que encontraron ADN de otra persona en el examen que me tomaron. Yo estaba muy asustada y no dejaba de llorar, después de eso tuve que suspender el semestre y decidí volver a Paipa para estar con mi mamá.
Hoy se cumple un año de todo lo que me sucedió y el proceso apenas va en que se le ha notificado al hombre que tiene una denuncia. Nada más.
Planeo volver a Bogotá para continuar estudiando. Mi jefa aún mantiene contacto conmigo pero a mi me aterra volver a San Andresito, una compañera del centro comercial me dijo que él sigue en su esquina con su rutina de acosar a más mujeres.
El 8 de marzo del 2023 nuestro equipo lanzó en Twitter el #HabitarBogotá. En donde invitamos a las mujeres universitarias a relatar sus experiencias en el espacio público.
Desde el año 2020 se ha visto un incremento de violencia basada en género. Según Medicina legal, se reporta un aumento del 68% de violencia machista en el hogar.
Según casa de la Mujer, en los primeros 2 meses del 2023 se registran 25 feminicidios en Colombia.
MANIFIESTA MEDIA, sacó una nota periodística de ¿Por qué los sectores feministas le exigen al gobierno Petro declarar emergencia nacional por violencia machista? En dónde varias colectivas feministas están pidiendo al gobierno de Petro una acción frente a esta problemática.
Nuestro equipo decidió unirse a esta exigencia a partir de visibilizar la experiencia que todas las mujeres están teniendo en las calles de Bogotá. La dinámica consistía en contar las experiencias que distintas jóvenes han tenido a lo largo de su vida universitaria.
Esta página contiene tres relatos testimoniales, construidos de manera colectiva . Los cuales buscan componer una nueva memoria colectiva de la violencia machistas narrada en palabras de las propias mujeres.
Para las mujeres en términos de seguridad el espacio público no es un espacio de libre acceso porque las mujeres no podemos hacer igual uso de escenario público que los varones, por esa estructura de violencia patriarcal que existe en la sociedad que no permite que las mujeres circulemos por determinadas calles a determinadas horas; que no permite condiciones de seguridad para que las mujeres podamos transitar libremente y usar ese espacio para acciones políticas, para acciones de reivindicación de derechos. (Mujer entrevistada)
El OMEG,Observatorio de Mujeres y Equidad de género, lleva haciendo una tarea investigativa desde el 2019 en donde recolecta datos sobre Violencias Basadas en género, servicios y atenciones, pobreza y trabajo.
Un artículo de Guerrero Arciniegas publicado en el periódico El Espectador en febrero de 2023 reafirma los datos registrados por la Entidades “Bogotá es hostil y peligrosa para las mujeres, puesto que además de ser víctimas de feminicidios (109 en 2022), atracos y violaciones, también soportan acoso callejero y manoseo en el transporte público.”
Ante este panorama, la Secretaría de la Mujer inició en 2022 estudio en el que identificó 17.708 puntos y determinó los factores de inseguridad que más las afectan en sus barrios, especialmente en las noches, cuando regresan a sus hogares. Calles desiertas, ausencia de policías y sectores que se creen exclusivos para hombres, son las principales variables que ponen en riesgo su seguridad (GUERRERO ARCINIEGAS, 2022).
Por lo tanto, como busqueda de reducir estas cifras tan alarmantes, la secretaria de la mujer ha creado la linea telefonica "purpura"
la cual atiende casos de: 1.Violencias contra las mujeres con ocurrencia en el espacio público y/o privado.
2.Situaciones que generen malestares de salud asociados a las violencias contra las mujeres.
3.Oferta institucional para la garantía de los derechos humanos de las mujeres.
4.Derecho a la salud, con énfasis en los derechos sexuales y derechos reproductivos (métodos de anticoncepción e interrupción voluntaria del embarazo).